2 veces con la misma piedra.
Nuestros burgueses no se avergonzaban de exportar la lana sucia a Londres y Liverpool, porque ni lavaderos de lana instalaron en el país.
Les bastaba con cobrar sus exportaciones en libras y pagarles a sus empleados y proveedores con pesos devaluados para construir sus monumentales mansiones y ostentar sus millones en Paris, donde se había puesto de moda la frase "rico como un argentino".
Mitos de la historia argentina 2, de San Martín a el granero del mundo de Felipe Pigna.
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