Último partido de Bocha.
El 5 de mayo de 1991, hace exactamente 20 años, el Maestro Ricardo Enrique Bochini jugaba su último partido oficial con la camiseta roja. Tras casi 20 años de gambetear rivales y patadas, en el empate con Estudiantes (1-1), un tal Pablo Erbín le aplicó un patadón que lo alejó de las canchas para siempre. A continuación, el relato de los hechos tan estremecedores.
Transcurrían cuarenta minutos de juego en Avellaneda y Bochini amansaba la redonda como el domador al caballo. Independiente estaba en desventaja (0-1) y el Bocha, como de costumbre, era quien tomaba la Batuta para gestar jugadas punzantes.
En una pose clásica y representativa: cabeza levantada y pelota pegadita al pie, el genio la dominaba con plena naturalidad, cuando abruptamente un tal Pablo Erbin lo golpeó con vehemencia desde atrás. El juez Manuel Jácome lo expulsó sin vacilar. Un verdadero patadón. De inmediato, la reacción: un penetrante grito estremeció a la Doble Visera. El Duende Rojo estallaba de sufrimiento; abatido sobre el verde césped imploraba atención médica; días más tarde se confirmó que una de sus rodillas se había hecho añicos.
Por un instante, un silencio profundo se adueñó de las tribunas. Vaya a saber porqué, pero una extraña sensación hacía presagiar el triste desenlace. ¡El Bocha por primera vez en 714 partidos abandonaba la cancha en camilla! Un síntoma revelador. “Justo ahora que estaba bien me pasa esto. Creo que voy a tardar como 20 días para recuperarme del todo. El problema no fue el golpe sino que en la acción el jugador de Estudiantes –Erbín- me llevó la rodilla y se me dobló”, declaró el Bocha tras el partido. Pese al dolor (“fue la patada más fuerte en toda mi carrera”, le confesó a Olé hace algunos años), en aquel momento indultó al culpable. “No creo en la mala intención, vino fuerte pero puede que sea una distención”, desdramatizó el diez.
A la vista está que absolutamente nadie preveía que la lesión fuese tan grave como finalmente resultó. “Es un esguince leve de rodilla”, explicó el Dr. Hugalde y al instante advirtió: “Deberá permanecer inactivo durante cuatro o cinco días para ver como evoluciona”. A su vez, Luis Islas explicó con bronca la conducta del conjunto Pincharrata. “Sabíamos que nos iban a venir a jugar con fricciones, a no dejarnos mover porque ese es el negocio de ellos”. En tanto, ante un clima desfavorable, Pablo Erbín banalmente se excusó: “Pasé de largo porque el campo estaba mojado”. A tal punto era consciente de la monstruosidad de su patada que, “por temor a una venganza de la hinchada local, abandonó el vestuario cuando se disputaba la segunda etapa”, reveló el periodista Pablo Vignola en la revista “Sólo fútbol”.
El Rojo de Pastoriza que venía peleando el campeonato-sólo a dos puntos del líder Boca- logró empardar la historia a trece del final tras una oportuna escapada de Alfaro Moreno. El punto no sirvió y la lesión del símbolo desdibujó por completo las posibilidades de luchar por el campeonato.
Aquel domingo 5 de mayo de 1991 el Maestro daba su última clase. Luego de predicar durante 20 años una filosofía de juego tan encomiable como exquisita, un desleal planchazo lo alejó de las canchas. Su escuela era el potrero y el talento, la sabiduría y picardía de gambetear alejado del rival. Pero esta vez el destino consustanciado con una edad avanzada -36- le impidió esquivar tal hachazo. No volvería a ejercer nunca más. Y recién tendría su gran despedida el 15 de diciembre. Allí se emocionó, lloró y disfrutó.
Eso sí, que quede claro: Richard dejaba el cargo de Maestro para subir al pedestal inmaculado de prócer. El hombre en el que se inspiró D10s está por sobre todas las cosas. Por suerte, ambos son argentinos y llevan el Rojo en la sangre.
Fuente.
INDEPENDIENTE Y SU IDOLO RICARDO BOCHINI por INDEPENDIENTEMISTICO
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