1 de octubre de 2011

Las Nornas, Las Señoras del Destino.



Las diosas nórdicas del Destino, a las que se conocía como Nornas,
no eran de ninguna manera dependientes de los dioses, quienes no
podían ni cuestionar ni influir en sus decretos bajo ningún concepto.
Eran tres hermanas, probablemente descendientes del gigante Norvi,
de quien emergió Nott (noche). Tan pronto como concluyó la Edad de
Oro, y el pecado comenzó a recorrer incluso las moradas celestiales
de Asgard, las Nornas hicieron su aparición bajo el gran fresno
Yggdrasil y establecieron su residencia cerca del manantial Urdar.
Según algunos mitólogos, su misión era la de advertir a los dioses de
males futuros, pedirles que hicieran buen uso del presente y enseñarles
sanas lecciones del pasado.

Estas tres hermanas, cuyos nombres eran Urd, Verdandi y Skuld, eran las
personificaciones del pasado, el presente y el futuro respectivamente.
Su labor principal era la de tejer el telar del Destino, regar
diariamente el árbol sagrado con agua del manantial Urdar y poner tierra
fresca alrededor de sus raíces, para que permaneciera fresco y verde por
siempre.

Otros mitólogos, afirmaron posteriormente que las Nornas velaban por las
manzanas de oro que colgaban de las ramas del árbol de la vida, la
experiencia y el conocimiento, permitiéndole sólo a Idun que recogiera la
fruta, que era con la que los dioses renovaban su juventud.
Las Nornas también alimentaban y cuidaban de los dos cisnes que vivían en
las cristalinas aguas del manantial Urdar y de este par se supone que
descienden todos los cisnes de la Tierra. Se dice que a veces las Nornas
se vestían con plumas de cisne para visitar la Tierra, o surcaban como
sirenas por las costas de diversos lagos y ríos, apareciendo ante los
mortales, de cuando en cuando, para pronosticar el futuro o darles sabios
consejos.

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