1 de junio de 2012

Dios, ese neurótico




“Creo que se denominó Dios al primer hombre que se volvió loco.

El segundo hombre no enloqueció: era el psicópata y fue él quien realizó la descripción del milagro. Como no podía acceder a esa experiencia, la tergiversó, la mitificó hasta transformarla en utopía, es decir, en imposibilidad alcanzable.

El tercer hombre no vio lo que le sucedió al primero y sí escuchó la descripción, la versión del segundo. Fue un paranoico que, sospechando esencialmente del relato del psicópata, terminó negando la experiencia de la locura.

El cuarto hombre fue el engendro producido por los relatos del psicópata y el paranoico. El neurótico ni siquiera conoce la posibilidad de la existencia del primer hombre.

El segundo Dios fue el primer hombre que no se volvió loco. Sobre ese Dios neurótico se montaron las civilizaciones, las filosofías y -especialmente- los lenguajes, que son sólo complejos dispositivos de la mentira. Porque el mundo, su entraña, está constituido por una gigantesca mentira. De la verdad sólo queda un dolor en los pliegues profundos del abismo del alma, una inquietante angustia que es solamente el pus de esa herida.”

[Enrique Symns, La vida es un bar]

Fuente

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