12 de febrero de 2014

Oxidarse o resistir (Entrevista a Manal Javier Martínez)



Entrevista que se encuentra en internet, al gran Javier Martínez. MANAL Señores, MANAL.
Por Daniel Mecca

Endurecerse sin perder la ternura jamás. La frase guevarista hace simbiosis en Javier Martínez (65), eterno fundador de Manal, que anda a las puteadas contra la política argentina del rock, contra los nueve River que hará Roger Waters, contra el ninguneo de los músicos del génesis rockero argentino. Pero en otros momentos llora detrás de esos anteojos de siempre porque está angustiado, nostálgico, porque la vida es frágil y jodida, porque a veces duele la puta verdad; que recita poesía como se la recitaba a Cadícamo en algún bar, porque es un notable poeta, y se pregunta qué será, este mundo que será. Y por momentos Martínez delira, putea mirando el grabador o golpea la mesa, y en otros se desvive hablando lúcidamente del rock, del jazz, de la historia de Manal, de sus canciones, de sus amigos en las épocas de La Perla. Él es Javier Martínez, una biblia del rock, que no llena estadios ni está en las radios de moda, pero para qué servirá eso, que si la historia la escriben los que ganan, quiere decir que hay otra historia, que amanece y la avenida desierta pronto se agitará.

“Desde que nací estoy enojado… y cómo querés estar si es una vergüenza, ¡una vergüenza, hermano! ¿Dónde está la política cultural del Gobierno? En México hay una ley, que cuando hay un empresario que va a traer un número (por ejemplo el tipo que hace nueve River con Waters), bueno, tiene haber nueve conciertos de figuras mexicanas, reciprocidad absoluta. Es una ley y fomenta la industria musical de ese país. Lo único que habría que hacer sería un estudio de jurisprudencia comparada y tomar lo que hacen ellos. Acá somos todos argentinos, hay que salvar nuestros talentos. ¿Cuál es la política cultural que tiene el país? ¿Tiene una? No tiene. Los argentinos tocamos para 150 personas y ellos para 600 mil. Viva el imperio británico. ¿Cómo no me va enojar, hombre?”.

-¿Ves a colegas tuyos apoyando esta postura, estas ideas?
- ¿Quién nos banca a nosotros? ¿Alguien me produce a mí? Los pseudo empresarios argentinos no me llaman porque no me pueden robar. Para ellos, un buen artista es el que se deja robar. “Yo te doy toda la gloria, pero la plata me la llevo yo”. No. Yo ya estoy grande para tomar sopa. No quiero sopa. No sé qué vamos a hacer. Yo estoy pensando en meterme en política, hablar con Sadaic, armar un lobby e ir todos los días al Congreso a romper las pelotas hasta que la saquemos adelante; lo único que tenemos que hacer es comparar la jurisprudencia mexicana… ¡hasta cuando, hermano!

-Me imagino, entonces, que el disco en el cuál estás trabajando ahora te lo vas a autofinanciar…
- Sí, por supuesto. Me estoy autoproduciendo (ver recuadro). Desgraciadamente, los discos anteriores no lo hice así y por eso me los tiraron a un cajón. Ahora lo voy a mandar a imprimir, y la grafica me la va a hacer Rocambole y me lo voy a bancar todo yo: voy a ser la discográfica Mi compañía se va a llamar Némesis y el disco, “El agujero sin borde”. Porque estamos en un agujero sin borde, no sabemos dónde estamos, un vacío; viene Waters y hace nueve River y nosotros 150 personas… ¡nos están cargando, loco! El tipo no tiene la culpa, si no los empresarios de acá. Yo a él lo respeto y la música de Pink Floyd es excelente. Pero ellos tienen detrás un imperio y nosotros un carrito de rulemanes.

-¿Y cómo te sentís en este momento en tu proceso compositivo?
-Me siento muy bien; ahora me voy a comprar un vibráfono y voy a empezar a tocarlo. Mi discurso fue siempre muy jazzístico en la parte musical y muy tanguero en la parte lírica. Y voy a seguir con eso: con el tango en la letra y con el jazz en la música.

-¿Te gusta definirte como un jazzero tanguero?
-Sí, más que como un rockero. Porque hoy por hoy los rockeros han permitido que se llame rock a cualquier cosa y cualquier cosa no es rock. La industria es una basura. De hecho, nosotros somos fuertes en el rock porque tenemos un gran jazz, al ser uno de los países del mundo que tienen un gran movimiento de jazz. Cuando era niño mi papá, que era un melómano, me enseñó lo que era el tango, lo que era el folclore, me enseñó que había dos músicas, una buena y una mala, que todo debía ser respetado. Y me enseñó lo que era el jazz. Y cuando apareció el rock and roll con Elvis Presley, le pregunté qué era el rock. Me respondió: es una forma de swing. Simple. Es verdad.

Javier Martínez habla con pasión de su viejo, que lo perdió cuando el ex Manal tenía 38 años. Dice que “era un hombre de teatro vocacional, un autodidacta, que tenía una biblioteca de acá hasta allá, que escuchaba toda clase de música”. “Me llevaba a exposiciones de pintura y yo me aburría –cuenta-. ‘Tenés que aprender a entender la pintura’, me decía. Fue mi gran maestro y me dejó una huella indeleble. Era un gran artista, lo vi hacer el monólogo de Hamlet y se me puso la piel de gallina; hacía Shakespeare el hijo de puta y teatro clásico”. De hecho, confiesa que su padre le puso de nombre Javier por un papel que éste hacía en una obra, que era un alegato antibélico y se desarrollaba en Francia durante la ocupación nazi. “Hacía un personaje que estaba en la resistencia y el nombre era Xavier: yo llevo el nombre de un personaje. Mi viejo fue mi mentor, mi maestro, mi gran amigo y mi mecenas”.

-En esa infancia, ¿hubo un momento en que dijiste yo quiero ser músico, batero, artista?
-Sí, cuando mi papá me llevó a ver la biografía de Glenn Miller, donde trabajaba James Stewart, June Allyson, y también Armstrong y Gene Krupa. Y Gene Krupa aparece en un momento, yo tenía 9 años, y hacía un solo de batería, un ídolo total. Era en el Ópera. Y salí de ahí y le dije a mi viejo, “Yo me quiero dedicar a esto”. “¿A qué te querés dedicar?”, me dijo. “A tocar el tambor”, le respondí. “Yo te voy a ayudar, pero tenés que estudiar”. Estudié y me recibí. Y él cumplió su palabra, me apoyó, fue mi mecenas. A pesar de que era actor, la iniciación rítmica que me llevó a tocar la batería la recibí de él porque era uruguayo y tocaba los tambores. Para tocar la batería hay que aprender a tocar el tambor.

-¿Qué cosas sentís cuando subís a tocar la batería?
-Pasa todo dentro mío, lo mejor. Yo agradezco al cosmos y a quien lo maneja seguir con vida para seguir haciendo ésto. Lo único que quiero es ocuparme de todo lo que no es música, es decir producción, para que nos vaya mejor, para que nos escuche el pueblo argentino y hacer eventos multitudinarios, y por qué no para ganar mucho más dinero también. ¿Por qué le tenemos que dar 20 palos verdes a los Rolling y nosotros contando moneditas para pagar esta mesa?”.

-Hablabas de salvar talentos argentinos, ¿cuáles son esos músicos que merecen tu admiración?
-David Lebón es músico extraordinario, habría que llenar 100 River con Lebón, con Pajarito Zaguri, con Moris, con Litto Nebbia, con Spinetta, con Héctor Starc, con Hugo González Neira; hay mucha gente talentosa, te digo tipos de mi generación. De los más jóvenes también, que tocan fenómeno, viejo, no pueden estar ignorados, ¿por qué no hay una compañía de discos Argentina que edite?

-¿Se siguen viendo con los músicos de aquella generación?
-Nos vemos, quizás no tanto como yo quisiera. Hace dos años atrás, nos juntamos Pipo (Lernoud), Moris y yo. Estábamos en una mesa de aquel lado mirando para Corrientes (Ndelred: la entrevista fue en el Bar La Paz),y nos acordábamos que por acá estaban los subversivos, los tipos de la tendencia de Montoneros, del ERP, que se hacían los guapos y andaban armados. Nos decían: “Ustedes son unos hippies maricones, hay que entrar en la lucha armada, tienen que venir con nosotros, a estos tipos hay que bajarlos a tiros”. Nosotros les cantábamos Revolución, de los Beatles. Les decíamos: yo estoy de acuerdo en que hay que hacer una revolución, pero si me vos me pedís que hay que matar a alguien, no estoy de acuerdo. Y nos decían maricones, cobardes. El tiempo decantó todo y ¿quién tenía la razón?: nosotros. El rock and roll era más revolucionario que lo que hicieron ellos, porque generaron una violencia que trajo la respuesta de la violencia del Estado que es la catástrofe más grande que puede pasar en una República. ¿Y ustedes van a cambiar el mundo con el rock?, nos decían. A lo mejor no, pero lo vamos a mejorar un cachito. Tampoco pretendíamos que íbamos a cambiar el mundo, pero lo vamos a mejorar un poco. Ahora que soy un hombre grande, estoy escribiendo una letra que dice: “Cuando era joven yo quería cambiar el mundo, ahora estoy contento que el mundo no me haya cambiado a mi”.

“No hay posiblidades de que regrese Manal”

-¿Te jode que el público, que el admirador de Manal, esté siempre pidiendo el regreso?
-No me jode, yo lo comprendo porque ellos no entienden que uno no se va a volver a casar con la mujer que se divorció. No me molesta. Yo comprendo al público y les explico, porque yo los respeto mucho, ya que todo lo que yo soy es por ellos. Lo que pasa es que ahora, en la madurez de mi vida, tengo 65 años y me siento entero, muy bien, y me tengo que dedicar ahora a cosas que nunca hice, como producción, organización de conciertos, me tengo que transformar en empresario, ya que no hay empresarios.

-¿Con Alejandro Medina quedaste con buena relación?
-Muy buena relación, pero no voy a volver a laburar con él. Le dije: “Asumí tu carrera de solista”. Él no está muy de acuerdo, porque viene (Claudio) Gabis y le come el coco…

-¿Ellos quieren volver con Manal?
-No quiero ser indiscreto y ni tampoco decir algo que después se malinterprete… Sí, ellos quisieran volver con Manal. Están equivocados… porque Manal ya se reunió y se desarmó: si segundas partes nunca fueran buenas, terceras sería un asco. Pero hablemos claro: Medina es un gran músico, es uno de los mejores bajistas del mundo (ver recuadro). Él tendría que asumir su carrera de solista, porque aparte compone buenos blues y es un muy buen cantante -Martínez empieza a cantar la primer estrofa de “Un trago de Whisky”, y sigue-: Es impresionante. Yo le dije: loco, defendé tu carrera de solista, dejate de hinchar las pelotas con la bostalgia, como la rebauticé, porque la bostalgia no sirve para nada. Vos hacés hoy un evento de nostalgia, y te llevás esto, y mañana no te llevás nada. Es pan para hoy y hambre para mañana; un artista tiene que mirar para adelante, viejo.

-¿Crees que el público comprende estas razones?
-En mis shows el público lo entiende. Yo, que escribí todo el repertorio de Manal, lo hago en todos los recitales, pero también toco mis canciones nuevas, un 50 y un 50, y se van contentos. Yo le dije al Negro (Medina), vos tenés que hacer eso, pero después viene el otro de España y le come el coco o no sé qué hace…no lo voy a decir, imagínense ustedes…

-Por lo que decís, parece que no hay posibilidades de reunión de acá a mucho tiempo…
-A ningún tiempo. Gabis reunió Manal y después lo rompió. En ese momento, Manal tenía que seguir, ahora no. Por qué no le dicen a Spinetta que reúna Almendra? No hay mal que por bien no venga: Gabis, al negarse a seguir conmigo, me regaló mi carrera de solista y yo soy muy feliz con esta carrera. Me da bronca, me insultaron. Yo los perdoné, pero soy elefante y tengo buena memoria.

-¿A Medina y a Gabis?
-Sí. Los perdoné.

-¿Qué te hicieron?
-Me faltaron el respeto. ¿Cómo me vas a venir a buscar a Europa para venir a tocar acá y después me tirás a un tacho de basura? Yo estaba en España, Barcelona, hacía verano en España e invierno en Francia. Tenía un contrato para ir a tocar en Estocolmo. Iba a tocar jazz allá y ellos me cortaron todo eso. Y un año y medio después, viene Gabis y me dice que yo no tengo nivel instrumental para tocar con ellos, que él no quiere vivir en un país del tercer mundo, que Manal no tiene convocatoria. Yo sinceramente pensé que estaba loco. Ojalá se haya curado.

Informe de una vida

A Javier Martínez le hicieron tres bypass hace dos meses. Esa lógica fragilidad se refleja en su andar, en esa nostalgia que arrastra como un tango. “Por tres meses no voy a tocar la batería y voy a cantar solamente, y luego volveré a la batería. Pero voy a tocar también el vibráfono, que ahora voy a empezar a estudiar”. Pero, ya sobre el final de la entrevista, se angustia, llora, con los ojos cerrados, firmes, le duele la vida, esa lágrima de carga: “Tengo una nostalgia tremenda, ahora que me operé no puedo hacer nada (golpea débilmente la mesa y llora). Hasta los 12 años me peleaba tres veces por día y después empecé a ser miope…, me saco los lentes no veo nada, me cagan a trompadas”.

Entonces proclama casi un manifiesto de sí mismo: “No estoy resentido, no me importa. Yo soy el mejor rockero en español de todo el planeta tierra. Si me escuchás a mí te va a costar trabajo escuchar a otro. Esto que te digo es magalomanía pura. ¿Cuáles son los mejores temas que compuse? Son todos buenos, cualquier tema que hago yo es bueno (risas). Yo no voy a esperar a morirme para que la Argentina necrofílica me reconozca. Me voy a hacer reconocer en el planeta tierra y voy a venir acá como Rogelio Aguas y voy a llenar no nueve, si no 180 River. Voy a pegar la vuelta de Gardel”. “Pero igualmente –dirá días después por telefóno- yo ya tengo el reconocimiento: cada vez que toco me vienen a ver tres generaciones. Me están llamando de un montón de provincias para ir a tocar, y cada vez que lo hago, lleno. Yo tengo reconocimiento”.

-¿El mejor Javier Martínez es entonces el que está por venir?
-Eso sin dudas, porque me voy a sorprender a mí mismo. Voy a tocar el vibráfono, voy a cantar, tocar la batería. Si me diera el cuero me bailaría un malambo en la cuerda floja, pero ya no me da…

Tras la entrevista, el autor de “Una casa con diez pinos” caminará para hacer las fotos por Corrientes, aquella que habrá gastado junto a Tanguito y sus compañeros de La Perla. Se ríe silenciosamente. Al andar y hacer camino, se le ve el mirada la sutileza de la historia, del rock, pero también la ternura y la dureza de estar vivo. “Somos lo que no podemos explicar, ni un sólo hombre tiene la verdad, ningún poeta sabe algo más”, eternizó en la letra de “Te daré mi mano”. Y aquí está su verdad, su mirada como respiraciones; como dice su canción, no hay preguntas que hacer, sino una simple reflexión: sólo se puede elegir oxidarse o resistir. Y aquí, su palabra es la resistencia, la tierra que te da la vida.

Recuadros:

Indio Solari y Los Redondos
“El Indio es de mi generación. Lo recontra admiro porque me gustan Los Redondos y porque son una banda de rock and roll y yo reivindico el género. Los arreglos de Skay son bárbaros y el Indio es un estilista que logró crear un estilo de cantar rock and roll sin imitar a Javier Martínez y eso ya es mucho. Es un gran cantante de rock, tengo toda su discografía. Me gusta la estética ricotera, las letras del Indio son muy buenas. Él reivindicó mi primer Long Play con Manal en el concierto de Junín e interpreta mis canciones: estoy honrado. Otro que lo hace es Iorio y Alma Fuerte, a quienes respeto también.

Chizzo y La Renga
“A Chizzo también lo admiro profundamente. Los de La Renga son amigos míos; cuando el año pasado me nombraron ciudadano ilustre de Berazategui, subió Chizzo a actuar en mi concierto, para tres mil personas; subió y se cayó a pedazos el estadio y cantó ‘Salgan al sol’, ‘Doña Laura’ y otro tema más. Tocó como la puta madre, cantó, la gente estaba enloquecida. Chizzo y La Renga son mis referentes y mis maestros en la autogestión; ojalá llegue a hacerme producciones como se hacen ellos”.

Pappo
“¿Por qué tiene que estar muerto ese pelotudo? Pensá que yo le decía en chiste: ‘No te mueras nunca que te mato, hijo de puta, te voy a matar si te morís’. ‘No, quedate tranquilo’, me decía. Él andaba loco con los fierros, mirá cómo terminó. La versión que hizo de Manal de ‘Una casa diez pinos’ es muy buena. La hizo con mucho respeto. Le escribí como homenaje ‘El blues de Pappo’. Yo todavía no entiendo que esté muerto. Me parece que en cualquier momento va a aparecer… todo el tiempo haciendo chistes. Pappo formó parte de Manal durante un corto tiempo, en una gira a Mar del Plata, en el año 70. Él estaba en el género que estábamos nosotros. Pero después se abrió porque tenía su propia historia, pero el tiempo que duró fue lindo, pero fue solo un verano en Mar del Plata”.

Alejandro Medina
“Es un gran músico, uno de los mejores bajistas eléctricos del mundo. Para mi están Jack Bruss, en Inglaterra, Stanley Clarke en EE.UU y Alejandro Medina acá. ¡¡Toca mucho!! Ya cuando era joven tocaba mucho, y ahora que es un tipo de grande, de 62 años, lo rompe el bajo, te puede tocar lo que vos quieras. Medina es uno de los mas grandes bajistas del mundo”.

Referentes en la poesía
“José Hernández, Alma Fuerte, Baudelaire, Rimbaud, Espronceda, Antonio Machado, Miguel Hernández, Góngora, Quevedo, pero no me puedo comparar con ninguno de esos gigantes, aunque me han influenciado. También los poetas del tango: Manzi, Cadícamo, con quien, en sus últimos años, me sentaba con él en la otra esquina y tomábamos un café”.

Disco nuevo y festival
“El disco va a tener tres compacs, de 10 temas cada uno y un dvd con ocho temas con imágenes. Uno de los compacs va a salir en vinilo también, que va a ser para el año que viene, el resto en diciembre. Lo vamos a presentar en diciembre posiblemente en el ND Ateneo y en Provincia en el teatro Roma de Avellaneda, donde voy a inaugurar el ‘Avellaneda Blues Festival’, un evento mundial, invitando a los bluseros de todo el mundo menos de Norteamérica. Mi formación se llama Manal Javier Martinez y la componen Maximiliano Delli Carpini (guitarra) y Héctor Clavito Actis (bajo)”.

Litto Nebbia
“Respecto a la Balsa, Tanguito hizo la primera parte y Lito la segunda, la trajo al otro día. Pero Litto malinterpretó, porque tiene un problema: mucho ego y en la película ‘Argentina Beat’ quiso minimizar a Tanguito, que llegó a ser un gran artista. Litto también es un gran artista, que escribió: “Yo no permito que me impidan seguir, yo los invito a que me vean seguir”. Ahí me demostró que es un poeta. Pero no me gusta el ataque de ego que tiene. Él, que tuvo la dirección del Bicentenario, no me invitó a tocar: yo estuve prohibido en el Bicentenario, estuve prohibido en el Concierto del 82 por la guerra de Malvinas y eso que yo lo había organizado y no me dejaron tocar. ¿Qué tengo que hacer por Argentina?”.

La Balsa y el disco “Tango” (1973), de Tanguito

“Yo dirigí la grabación de ese disco, lo convencí a Tanguito para que fuera al estudio y grabara con la viola esas canciones. Mi voz ahí (ndelred: en la introducción de la canción se oye la voz de Martínez diciéndole a Tanguito: En el baño de La Perla de Once compusiste ‘La Balsa’) me trajo muchos problemas y disgustos. Fue malinterpretado por Litto Nebbia; hasta el día de hoy está enojado conmigo, me tiene un odio bárbaro porque malinterpretó lo que yo digo en esa grabación. Tanguito compuso la primera mitad y la segunda, la de ‘Tengo que conseguir mucha madera’, ésa la escribió Litto. Tanguito no la quería grabar porque en ese momento era un éxito por Los Gatos. Yo le dije: ‘¿Qué tiene que ver?, mejor que sea un éxito, vos vas a hacer una versión acústica, no tiene nada que ver con la de ellos’. Entonces le dije: vos compusiste ‘La Balsa’ en el baño de La Perla de Once. En realidad no en el baño, sino en la entrada al baño que tenía 50 metros de largo y una gran acústica. Y Litto mal comprendió también debido a que mucha gente deformó las cosas. Se corrió la bola de que yo decía que ‘La Balsa’ era de Tanguito solamente, cosa que no dije y tampoco digo en el disco. Yo dije que él la compuso, pero no dije que él sólo la compuso. Y después me lo pasé aclarando 40 años en todos los reportajes”.

Claudio Gabis y Manal
“Es un gran músico y un gran tipo también. Lo que pasa que estudiaba física y admiraba mucho a Einstein, pero se olvidó de su axioma que dice que si usted quiere obtener resultados diferentes no haga siempre lo mismo. Mirá, ahora le estoy enseñando físico yo a Gabis (risas). Es un gran músico que editó varios libros de teoría y dirige un conservatorio en Madrid. Es un capo, un genio. Que yo no vuelva a tocar con él y él se haya equivocado al abrirse de mí… bueno, se equivocó, nada más, son cosas de la vida. Después se dio cuenta que perdió una oportunidad artística y eso no tiene arreglo. Yo no tengo ningún resentimiento ni con Gabis ni con Medina, que me dijeron en un momento que no querían tocar más conmigo, que yo no tenía nivel para estar con ellos y después se dieron cuenta que se equivocaron. Lo lamento mucho. Yo tengo mi carrera de solista hecha y la defiendo; una brillante carrera de solista”.

El origen del nombre Manal
“Manal viene de la mano, de cómo viene la mano, una expresión de la timba, del juego, de la calle y después se extendió a la vida. ‘¿Hoy cómo viene la mano?’ Hoy estoy bien o mal o voy a ver una chica que me gusta… De ahí viene. Y yo siempre tuve la costumbre de deformar las palabras; y entonces pasó de cómo viene la mano a cómo viene la manal. ‘che, ¿como viene la manal?’ Es una costumbre, que era compartida por escritores famosos como por Cortázar, inventor de palabras. Nosotros lo hacían también. Yo la inventé. En un momento que hubo que poner un nombre a la banda y dije: ¿cómo viene la manal del nombre? Bueno, vamos a ponerle ‘Manal’”.

Astor Piazzolla
“El año pasado gané la Estrella de Mar en Mar del Plata junto a mi formación. Yo estoy orgulloso que haya sido allí, donde nació Piazzolla. Por el sólo hecho de que Piazzolla nació ahí ya es más que… mirá, salvando las distancias, y usando una metáfora loca, ¡es como ir a Nazaret, donde nació Jesús! Lo conocí en su momento, le di la mano, pero con el que tengo amistad es con su hijo Daniel”.

Rock del país
“¿Sabes cómo la llamamos a la Argentina los musicólogos?: país sin tambores. Los uruguayos hacen candombe. Nadie hace rock, tuvimos que aprender a hacerlo porque era la única posibilidad que nos quedaba y nos salió bien. Nosotros inventamos el rock nacional, y los ingleses se pusieron muy nerviosos con el rock argentino que tiene tanto swing como el inglés. Por eso empezaron a atacar en dos frentes: primero a venir ellos y por otro a poner guita en la multinacional; es para promocionar a tipos que van con la marca de rock y no hacen rock: por ejemplo Vicentico, Fito (Páez), Charly (García) mismo que es pop, y es lo que está más cerca. Fito nada, (Andrés) Calamaro ni hablar, Vicentico ni hablar, que es cantante de salsa. Cordera tampoco. ¿Eso es rock? ¡Eso no es rock!”.

Entrevista publicada en la edición N°21 de Mavirock.

Fuente
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